Me dijo que venía y me mintió
ni siquiera la sombra pude ver,
mis ojos se salían por la ventana
mañana, tarde y hasta el anochecer.
Y al otro día sucedió
llegó inesperadamente,
mi rostro se transformó
y la alegría nuevamente llego.
Calmó mi corazón irritado
cual pasajero de la vía,
sentí su sentimiento acongojado
arrepentida se pasó a mi lado.
Apreciando el cielo veía
cada paso que ella daba,
florecía el camino
y su corazón palpitaba.
Se riendo de sueño
colmando su pena,
muy sin poder ver
la esmerada pena.
Esa noche oscura lloraba
desesperadamente ,
no lo podía creer
esa pérdida inesperada.
Y yo la consuelo
con mucha ternura,
porque la tristeza
la dejo insegura.
El consuelo lleno el alma
de blancas mariposas,
dándole vida a la vida
de nuevo nació la esperanza.
NuevaEsperanza
©Graciano, Violeta.