Delineaba palabras en el aire,
elucubraba metáforas con sílabas sin acento,
para no desatar la levedad de la noche,
porque los versos fulguran entre sueños,
apretados a la almohada,
aferrados a los recuerdos.
Delineaba los rostros,
olvidando los nombres,
como si fuesen mariposas,
revoloteando entre las sombras,
testigos de mis verbos,
de mis palabras y anhelos,
cayendo como hojas secas,
al abrirse la mañana.
Uno por uno se forman los versos
cayendo sobre la tierra
uno a uno los pensamientos descalzos
se convierten en relatos y memorias
en aventuras e ilusiones que descubren el alfabeto
como descubriendo caricias, como entregando un beso