Nace la mañana entre la espera
A enumerar la paciencia en torno
A la inspección técnica
De mí cuerpo.
En la espera se suscita todo un orbe
Que dicen de acuarelas los uniformes:
Aquella descuidada permanente,
Unos labios deprisa,
Un carrito que no necesita código
De circulación,
Chándal salvador de delatar lo tardío,
La voz que presume altanera y centinela,
El íntimo abrigo de una encalada pared,
Bolsillos no faltan para saber guarida
Una perdida mano; y yo... yo y mi
Uniforme obligado y querido
Para sanar constipado y lucir
Otra vez en el pecho como la amapola
Aunque a la puerta llame el invierno.
Las ganas de la espera no me quieren,
Pero al mirar donde descansan
Las estrellas pasa rauda un ave
Como queriéndome decir, y dice,
Que la libertad nace de lo que no se quiere.
Se abren las puertas, de la esperanza,
Y la logística es instantánea hacia
Qué parte del reloj marca tu tiempo.
El tiempo, mi tiempo, es una lotería
Con números marcados de sosiego
Y llegar al vuelo que me recordó
El ave en idioma de mis ojos.
La próxima vez espero el igual de esas alas,
Que olvide la memoria la logística
Y siempre se acuerde del trigo
Que compensa la espera.