Salvador Galindo

Tenerte lejos

Pídeme más ahora que la cama está hecha

y que despojaste todo tu polvillo onírico

hecho sobre la cama.

 

Lo que quería decirte ya lo envolvió

una marea roja llamada corazón

Y sabes, no encuentro la forma más sugerente

para decir que lo insólito es

como un obsequio de aniversario extranjero,

un resplandor femenino, retocado, degustado por terceros.

 

Y ahora, la oportunidad de resurgir un sexto continente

se posterga, como cada segundo en fuentes,

cada segundo de nuestra vida, cientos de años y susurros

entre nosotros dos, el mundo entre nosotros dos,

retirado, como si fuera una piedra itinerante.

 

Libres de la dulce brisa encadenada,

sobre los otoños, el follaje en las nubes.

 

¿No parece esto hecho como por arte del polvillo

sobre esa cama, deshecha

como por profanación del monógamo?

 

Y si de un tiro volvemos, a la intensidad del beso,

y marchitamos nuestros relojes,

y así, tus resplandores matutinos en tonos trasnochados

no harían que cada sorbo de miel desenfadado

dosificare todo en un hondo extrañamiento

y me haría llegar hasta el melodrama del mineral.

 

Pídeme más ahora que la cama está hecha

y que despojaste todo tu polvillo onírico

hecho sobre la cama.

 

Lo que quería decirte, ya lo envolvió

una marea roja llamada corazón

Y ahora, la oportunidad de sumergir nuestro mundo

se posterga, como cada segundo en fuentes,

cada segundo de nuestra vida,

cientos de dimensiones entre nosotros dos

retirados, petrificados, los dos.