Poema 54
La sombra abatía con su lobreguez cercada
por la desolación que a su alma circundaba,
sus sollozos colmados de reproche
procuraban centelleos de esperanza opaca,
que prometiera fervor a los sueños abandonados
en el crepúsculo de su desconsuelo.
Era la tristeza que el corazón pregonaba
en viejas noches de melancolía,
melancolía que tutelaba
los latidos escasos de su vida.
Era un lamento que inquiría un escape de la soledad,
soledad en la que anida el recuerdo de aquella efigie añorada,
que se enmaraña entre la eterna agonía del mar.
¡Profiere en voz iracunda al silencio,
su escape de la eterna soledad.!
Los recuerdos traicionan el alma que viaja
en un sueño de paz, penetra en su corazón
aquel sentimiento que camina
en oscuras sendas de melancolía,
desconsolado, espera en noches muertas.
Permaneces sin temor,
para rescindir con el dolor,
que habita en el corazón atestado de mentiras,
que fulguran en las tinieblas de la oscuridad.
Como aquella ave que vuela en noches sin final,
en espera de mares que brinden aquel recuerdo,
que se desvanece en el rencor de efigies pasadas,
que lastiman el corazón de aquella imagen de ninfa,
que se mezcla con la brisa
de primavera; pura e inmutable.
EDGAR TORRES
1980 - ….