Yo cambiaré mis lágrimas por rosas,
mis ascuas negras por ígneas centellas,
mis manos romas por rugosas ramas,
mi irritación astral por la serenidad
que alumbran las prístinas estrellas,
si en el rocío, una mañana en llamas,
la vida escribe la palabra vida.
Yo cambiaré mis ojos ciegos por miradas,
mi laberinto amargo por miel dulce,
mis erizados gritos por deseos,
mis ondulados ecos por glorietas
de tonos que alisen mis marañas,
si en el rocío, una mañana en llamas,
la vida escribe la palabra aliada.
Yo cambiaré mis lunas por espejos,
mi turbio desconsuelo por proverbios,
mis sombras por selvas soleadas,
las espesas redes que me aprietan
por hilos que bordan las arañas,
si en el rocío, una mañana en llamas,
la vida escribe la palabra amada.
Yo cambiaré mi sangre por azogue
si el leñador que corta el tiempo
aliviando el dolor en mis entrañas,
rubricase en mi rocío en llamas
las palabras que colman mi esperanza.,
y pagaría gustoso en penitencias
el milagro que a la vida le he pedido.
JOSE ANTONIO GARCIA CALVO