GDA

El alma de la rosa

Queriendo sanar y apostando a un sueño,
seguías el impulso del embeleso
tácito en las emanaciones del alma,
solamente buscabas palabras
y tras las palabras amistades.
Un refulgente astro te mostró la senda
y dilucidó su oficio en alta mar,
insospechadamente emprendió su viaje,
y tú -rosa celestial- tus hojas rotas
quebrantan más a tu alma endeble,
que por querer sanar te enfermas más.