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Mi historia

El pasado me persigue como un velo en mi andar,
cada error es un peso que no puedo soltar.
Las noches me envuelven en frío y dolor,
recordando caminos que tomé sin valor.

Promesas quebradas, palabras vacías,
mi vida se ahoga entre culpas tardías.
Cada paso me aleja de lo que soñé,
y el peso del mundo me arrastra, lo sé.

¿Qué queda de mí, que fui tan distinto,
si hoy solo soy el reflejo de un instinto?
El eco me grita lo que no debí ser,
y la culpa me hunde en su oscuro poder.

He mirado el abismo, pensando en caer,
en rendirle mi alma a un eterno perder.
¿Qué sentido tiene seguir el sendero,
si el pasado me ahoga y el futuro es tan fiero?

Mis días son sombras, mis noches, desvelo,
y siento que el cielo se aleja del suelo.
Cargar con errores me quiebra la fe,
y la vida se escapa sin yo comprender.

Pero en medio del llanto, un susurro me alcanza,
una luz que se esconde, pequeña esperanza.
Tal vez en el fondo aún late una flor,
y dentro del caos renace el amor.

Porque el pasado, aunque duele, no puede dictar,
el futuro que tengo, el camino a andar.
El perdón es un puente que debo cruzar,
y el tiempo me ofrece una nueva oportunidad.

No soy lo que fui, ni seré lo que era,
el dolor es maestro, la culpa una hoguera.
Pero hay luz en el fondo, hay un nuevo sol,
que brilla entre sombras, que renueva el rol.

Así que aunque caiga, me vuelvo a levantar,
porque la vida es más que solo llorar.
El ayer es un paso que dejo atrás,
y el mañana me espera, con fuerza, con paz.