Augusto Fleid

El después del adiós

¡Qué amarga es la sombra del adiós!  

Un susurro del destino cruel,  

que a nuestros corazones unió  

como dos ríos en un amanecer.

 

 

Hoy se bifurcan los senderos,  

dos almas que el viento desgarra,  

mientras ayer fuimos uno,  

un eco en la montaña que nunca cesa.

 

 

¿Quién de nosotros hallará  

el amor que florece en la bruma?  

¿Quién será el soñador que vuela,  

o el que llora su luna consumida?

 

 

¿Quién de los dos pronunciará \"Te quiero\",  

rindiéndose al abrazo de un nuevo cuerpo?  

¿Quién levantará la vista al cielo,  

perdido en el laberinto de recuerdos  

que nos envuelven como un manto de estrellas?