En estos tiempos de pandemia
solo la Luna nos salva en las noches sin sueño.
Probablemente gracias a ella
nuestros ancestros dejaron de ser cuadrúpedos,
(cuando un enamorado primate la descubrió en los cielos)
porque para mirarla tenían que erguir el cuerpo.
Y así día tras día a través de milenios,
nuevos homínidos enamorados
buscaron cada noche a la bella Luna
de las noches sin sueño,
sin percatarse de que, poco a poco,
la genética fue haciendo su trabajo,
hasta que finalmente erguido
quedó nuestro cuerpo...
Frank Calle (21/ abr/ 2020)