VOCES DE TINTA
Escribo para no morirme,
para que las palabras fluyan,
como ríos que llevan sueños,
como estrellas que iluminan la noche.
Escribo para recordar,
las risas, los abrazos,
los momentos que se desvanecen,
como el humo de un fuego lejano.
Escribo para sentir,
el latido de mi corazón,
la pasión que arde en el pecho,
la vida que se aferra al papel.
Escribo para encontrarme,
en cada verso, en cada rima,
tejiendo historias con hilos de esperanza,
donde el alma nunca muere.
Aquí estoy agarrando las letras como medicina,
escribo para no enloquecer,
las palabras fluyen como un río,
cada letra es un susurro, un latido.
En el papel encuentro mi refugio,
donde el caos se transforma en sentido,
escribo para sanar las heridas,
para dar voz a lo que no se ve.
En cada verso, una vida,
en cada rima, un amanecer,
las letras son mi medicina,
un bálsamo para el alma herida.
Y en este viaje de tinta y papel,
encuentro la paz que me guía.
Busco eso que me mantenga aquí,
un hilo de luz en la oscuridad,
un ancla en medio de la tempestad,
un susurro que me diga: \"sigue\".
Las palabras son mi refugio,
un abrazo cálido en la soledad,
cada frase, un paso firme,
cada verso, una razón para estar.
En la búsqueda de mi verdad,
encuentro en la escritura mi hogar,
donde el alma se expresa sin miedo,
y el corazón puede finalmente hablar.
Saco aquí esas palabras
que como sangre recorren mis venas,
y que van tan rápido como mis pensamientos,
pero que con los labios no son fáciles de decir.
Son ecos de un mundo interno,
susurros que luchan por salir,
un torrente de emociones y anhelos
que se enredan en la garganta.
Escribo para darles vida,
para que encuentren su camino,
porque en el papel,
las palabras fluyen sin temor.
Cada letra es un desahogo,
una forma de ser escuchado,
y aun
que a veces cueste hablar,
en la escritura encuentro mi verdad.
Autor Adriana Horminoguez