Algunos intentan elevar sus oraciones
como cometas al cielo.
Otros inclinan su frente
y tocan las imágenes
de sus santos patronos.
Los que hacen señas en su cuerpo
tmbién murmuran sus supersticiones,
rápidamente, cuando ven un crucifijo.
Un ritual de fe y salario mínimo.
El smog de la democracia gravada
penetra las fosas nasales
de las criaturas de Dios,
seduciéndolas en el sueño.
En sus celdas alquiladas esperan,
fatídicamente,
morir para ser salvados
de un castigo divino terrible.
\"Duele sentir\"
Por Humberto Gómez Sequeira-HuGóS
1992