A veces creo
que el único deseo
que me resta
es la memoria aguardando
encontrar su sexto sentido
en tales cosas como la música
o una noche ventosa,
de alternar ambas formas
de vida
depende mi supervivencia
en el aquí y ahora,
una torturante avidez
por la existencia
sostiene mi cabeza
de ser guillotinada
en la arena de los días,
que se han silenciado
tomando nota
de la luz que se nos da
saboreando el matiz singular
de las horas.