Romey

Confidencias ante la vela

Me recuerda la memoria aqueya

donde trascendía la barrera física

y gemía mi musa verídica

Imaginé que nunca volvería a sentirlo,

me vi en el fin frío, y tan perdido

que nadie logró encontrarme, solo yo

huyendo del desagradable olor de la sangre

 

Fuí bautizado en el amor por todo el universo,

me purifiqué la sique en el fuego eterno, inextinguible

Y además es la evidencia del alma

saber evitar la indiferencia malvada y abrazar la vida

este instante antes de que se acabe en nada quizás

Complementos dispares, interrogantes,

sendas de paso de las que escapo

en versos delirantes, como mis pensamientos,

que cuelgan de los árboles, son duendes traviesos

Y esto es solo una forma de expresarme

sin hablarle a nadie, ni al aire, todo silencio,

introspección inmersiva hasta el fondo de mi herida,

a mi alma invicta

 

Me olvido de la muerte mediante poesía,

deshilvanando la cuerda que nos ata y lía

Basta ya de tantas mentiras

Va a estayar la risa. Alegría es la vida,

que la vileza de la pena se acaba marchitando,

y queda nada, una emoción: tristeza,

y la noción aprendida

Tal vez merezcamos esta condena

de tener que amarnos (casi) demasiado

 

 

 

Asumida la cábala, otra quimera, concepción

del alma abstracta, pensamiento opositor,

renuncia necesaria, abundancia agotada

en lujos que los justos aprobarán por harta

la cabeza pesada de pensar en las ironías

de la vida, las ruinas de una feliz sonrisa

que repara estas heridas frías tan mías,

la familia, los amigos, las rimas al vacío

tirándose, y es grande el gris abismo

descolorido, manto tapando el fruto prohibido

que ha sido violado, pero no hurto limpio

sino impío, sanguinario, pues faltó disculpa,

la seguimos esperando, aunque ni nos preocupa