Un día nublado, un día para caminar,
para andar entre nubes en la tierra.
Un día suave para poder respirar,
entre nubes que me acarician.
A pesar de todo, hay amor,
amor, amor inabarcable,
amor que nos acaricia.
Nubes que besan,
aire húmedo, aire.
Entre maravillas,
allí estoy yo,
asombrado,
emocionado,
cada mañana.
Andando voy,
subido en mi nube.
Mientras todo pasa,
yo voy pasando por la vida.
Encaramado en mis pequeñeces,
asombrado a cada momento por todo.
Respirando a pesar del cuerpo quejoso,
llorando con la belleza de cada momento.
En el mundo perfecto entre nubes de vida,
milagros de las lágrimas convertidas en lluvias.
Mientras el alma se distrae y el cuerpo se olvida,
en una nube, en otro mundo, en el Paraíso terrenal.
Entre caricias, en el amor infinito, ese amor generoso,
amor que ha creado todo, deslumbrados por la belleza.
Un día para reconocer que la vida a pesar del dolor es bella,
un día para contemplar que el amor lo impregna todo al vivir.
Asomado a la ventana de los milagros entre las caricias de la vida,
esas caricias etéreas que se convierten en nubes y luego en lluvias.
Lluvias que dan de beber, que vivifican el alma, que hacen brotar la vida.
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En Madrid, a 8 de Octubre de 2024.