Con esta brisa leve,
que musita el destino,
siento un roce que mueve
todo el verso en camino.
Con la luz del nuevo alba,
la vida se despierta,
la mañana se salva,
la tarde orea abierta.
En el azul momento,
con las rimas sencillas,
nace el floral encanto
de vibrantes coplillas.
Como en un karma súbito
en las prosas encuentro,
un mundo de infinito,
que me llena el adentro.
Con el sol del ocaso,
la rutina se rinde
al sueño del descanso
que del día prescinde.