Lea Nieves Torres

GAONESA A LA POBREZA

 

 

Es está: Amigos del Jurado, por favor tener en cuenta la métrica en los poemas. Para los versos de arte mayor, cuyas sílabas van desde los dodecasílabos, tetradecasílabos, hexadecasílabos..., hay que observar la regla de los hemistiquios, esto es que esos versos llevan dos hemistiquios, divididos por una cesura que debe ser pura, es decir que no haya una palabra dividida o partida, o una sinalefa al final del primer hemistiquio. Además, para ejemplificar mejor, en el caso de los dodecasílabos y todos los versos citados, el primer hemistiquio llega hasta la mitad, para el ejemplo que ponemos a continuación, llega hasta la sílaba 6, por tratarse de un dodecasílabo. Ahí no puede haber sinalefa, o palabra dividida, si termina el primer hemistiquio en palabra aguda se suma una sílaba, por ejemplo: [el - pe- rro- mu- rió / cuando lo retaron.] Tiene doce sílabas por ser el primer hemistiquio agudo. Transformando para que el verso de ejemplo termine en palabra grave, sería: el - pe- rro - me -la-me / desde que retaron, el primer hemistiquio se cuenta normal, el verso tiene doce sílabas métricas. Transformando con fines de ejemplo, para que el verso termine con un hemistiquio esdrújulo, sería: [el- pe-rro-va -tí-mi-do / desde que retaron] su primer hemistiquio tiene 7 sílabas gramaticales, pero con la regla, al primer hemistiquio se le resta una sílaba y tiene 6 sílabas poéticas, el verso en total tendría doce sílabas métricas.

Entonces su poema Pulmones de la tierra, quedaría así: Es una sugerencia que la puede aceptar y editar el videó o corregir conforme su parecer, aunque he tratado de, en las correcciones tratar de mantener la idea de su bello poema. Dejo mil abrazos de aprecio estimada Lea.

 

Para acaparar la riqueza y adueñarse del poder

Los avaros de este mundo forman guerras fratricidas,

Engañando a las masas con mil mentiras que parecen

Verdades, que envenenadas con palabras bien urdidas

Son señuelos, adormecen incautos que, sin saber,

Digieren tanta mentira, disfrazada de verdad,

Sembrada en su subconsciente, como los insecticidas

Van matando los insectos, sin saber la gravedad

Del veneno que ingerido que los llevará a perder

La vida en esa aventura bajo el veneno mortal

Que destruye el cuerpo y el alma sin amor ni caridad.

¿Es culpa del engañado que no cuidó de su sal?

 

El codicioso es avaro; calma el ansia de tener;

Deglute veneno de guerra o sustancias parecidas,

Con las armas va desviando futuro de los que crecen,

Semejante a lo que pasa con los fuertes herbicidas,

Que, matan las malas hierbas, pero en este menester,

Matan las buenas, mostrando su sevicia y su ruindad;

Aman: oro, poder, dinero y otras cosas parecidas

Son custodios de violencia, van sembrando mortandad

Por dondequiera que marchan, manchan el amanecer

Privando a los engendrados del derecho que merecen

Acrecientan la pobreza, nutren la desigualdad

Son genocidas que codician bienes leves perecen