\"Canción para la niña que sueña con montañas de hadas\"
La noche teje tus mantos,
¡CIELOS!
con luces encantadas,
farolitos diminutos bajo la almohada...
Sueñas una montaña de duendes,
rezos y hadas,
voces que se desprenden
en el círculo de mis corazonadas.
Ronda... ronda las rondas
que cercan tu nueva cama.
\"Duerme, duerme, niña\",
—capullos en la cobija—.
Mariposa de madrugada,
árboles frondosos, luces tornasoladas.
La suerte viene a verte...
y rompes tu alcancía:
un naipe de canciones
reparte barajas blancas.
Las nanas que te llaman
visten diademas de soles,
bufandas de terciopelo
y palabras acompasadas.
\"Duerme, duerme, niña\",
mis brazos son almohadas.
Bajo tu luna de plata,
un susurro de gorriones
le canta sus horas al alba.
¿Cuántos años, mi niña?
Para acariciar tu piel cobriza,
para oír tus pregones de dalias,
para verte florecer
con partituras del alma.
La noche sigue tejiendo,
¡CIELOS!
con hilos de sueños y luces doradas;
farolitos que guardan tus risas,
tus vocecillas soñadas.
Sueñas una montaña que nunca se acaba;
voces que te acompañan;
rondas que tanto te abrazan.
\"Duerme, duerme, niña\",
la noche nunca termina...
¡Y mi voz nunca te falta!