¿Lo ves? Te dije que no era pasajero
este sentimiento tan sincero.
Los años pasaron sobre ti
y ninguna estación cambió mi sentir.
Tú volaste al otro lado del mundo
y recé por tu bien en cada rumbo;
cada noche tu nombre salía en mi oración,
no estabas en mis manos, te dejé en las de Dios.
Te he velado, te he esperado.
Te he amado, te he odiado,
más lo segundo que lo primero
y es una pena que no haya sido mutuo,
que tu corazón se haya quedado mudo
y me haya regalado indiferencia
cuando le supliqué clemencia.
Es una pena, una gran pena
sentir que de tu amor no soy digna,
pero descuida que de rencores no sé
y con dignidad poco a poco me iré.
Si mis sentimientos no despertaron algo en ti,
si mi afecto asfixió tu débil sentir,
yo tomo cada palabra de afecto
y me encamino al olvido directo,
sin detenerme y mirar atrás,
una vez decidida a irme, no hay más.
¿Lo ves? Yo no me quería ir,
si lo pedías esperaba por ti.
Porque mi amor no es pasajero,
pero el tuyo no es verdadero.