Luis Renedo

Fragmentos de un alma

Los ojos de un hombre asustado, 

pasa su crucero sin notarlo.

Irritado y cansado,

no quiere volver a intentarlo.

 

Esperanza de oro y corazón de piedra,

no quiero pensar más, solo andar.

Él me moja con sus lágrimas, 

y tú ya estás cansada de soñar.

 

¿Por qué no vuelves al lago?

Ahí éramos tan felices.

Todo el día escuchando canciones,

hasta que nos echaron al fuego.

 

Los patos comiendo las migajas de tu alma.

Sus suspiros helados te hacían tiritar,

y su voz te hacía todo el tiempo dudar.

Ya no queda nada.

Él está muerto.