Hernán Mejía Silva

ALGO DE UN NIÑO

Si latieses por un instante,

como niño que no entiende,

tan hermoso que todo sea algo,

entonces lo demás vuelve.

 

Si soy yo mi propio “rostro de vos”,

entonces dejaría que me golpease la brisa,

aquella que aguarda cantando,

en la rambla, vida que pasa veloz.

 

Podría ser el vapor,

y obviar del todo al vagón,

podría ser el suspiro,

en lugar de la decepción.

 

Todo va tan deprisa,

que me dejo enganchar en el ocaso,

por ser un niño que escribe,

que se despide,

y que de repente;

escribe a su paso.