Salvador Galindo

Nuestras palabras

Nuestras palabras, querida

 

Nuestras palabras dichas en el vacío

 

ese montón de energía funeraria

 

¿Tuvo, alguna vez, un sentido para nosotros?

 

No: fue solo un juego de niños cósmicos

 

dentro de una fiesta de caos

 

jugando a declamar y a vivir la poesía

 

una fiesta de poesía que se prolongó demasiado

 

hasta al punto de volverse insomne

 

y apagarse las luces y apagarse la música

 

Entonces ¿Para qué el sentido? ¿Para qué la palabra?

 

La conmoción podría ser la respuesta,

 

la conmoción de nuestros silencios y nuestras ausencias

 

que aún fornican a nuestras espaldas

 

riéndose de nosotros

 

pariendo la realidad, a raudales.