Nuestras palabras, querida
Nuestras palabras dichas en el vacío
ese montón de energía funeraria
¿Tuvo, alguna vez, un sentido para nosotros?
No: fue solo un juego de niños cósmicos
dentro de una fiesta de caos
jugando a declamar y a vivir la poesía
una fiesta de poesía que se prolongó demasiado
hasta al punto de volverse insomne
y apagarse las luces y apagarse la música
Entonces ¿Para qué el sentido? ¿Para qué la palabra?
La conmoción podría ser la respuesta,
la conmoción de nuestros silencios y nuestras ausencias
que aún fornican a nuestras espaldas
riéndose de nosotros
pariendo la realidad, a raudales.