Quien te ama de verdad,
no solo ve la luz en tus días radiantes,
también se sienta a tu lado en la penumbra,
en los momentos donde solo hablas con el silencio,
y te ofrece su mano, aún cuando la rechazas.
Quien te ama de verdad,
no teme a tus sombras,
las abraza, las entiende, las sostiene.
Te mira en tu caos y te dice,
\"Estoy aquí, no me voy.\"
Porque sabe que la tormenta no eres tú,
sino una nube pasajera.
Quien te ama de verdad,
construye contigo cuando ya no tienes fuerza,
levanta puentes donde ves abismos,
y te recuerda que, aún herido,
sigues siendo más fuerte de lo que crees.
En los días oscuros,
te devuelve tus colores,
te refleja tu propia luz,
cuando olvidas cómo brillas,
cuando el espejo solo muestra grietas.
Quien te ama de verdad,
no solo está cuando puedes caminar,
también te lleva a cuestas cuando caes,
y aunque tambalees,
nunca te suelta.
Es el faro que te encuentra
cuando te pierdes en tu propia niebla.
Es ese que, sin palabras,
te recuerda que eres digno de amor,
aún con tus cicatrices,
aún con tus miedos,
porque ve en ti lo que ni tú sabes ver,
y te ama,
no por lo que eres a veces,
sino por todo lo que siempre has sido.