Mi querido Portoviejo
Mi querido Portoviejo, de los reales tamarindos, en ti desperté, y vi la luz de mi sendero, respire el aroma de tu flora, y bebí la ambrosía de hontanares. ¡Oh! Portoviejo, Dios, te creo hermoso, Francisco Pacheco, te fundo, el lenguaje castellano heredaste inconmensurablemente pernoctaste. San Gregorio de Portoviejo, en la exuberante de tu valle se percibe el brisar divino, y tu sol es una pira que ilumina tus colinas. ¡Oh! Portoviejo, tu existencia esplendorosa tus mujeres son orquídeas prosapia bondadosa. Portoviejo, doctos son tus hijos al forjar de cada día, linda tierra mía te extraño mi eterna melancolía.
Aut: Carlos Espinoza Candela