A mi amor solo le basta morder
tus labios donde reposa mi nido
y me nutro del sabor del quejido
que acaba mi desbocado placer.
A mi amor no le importa saber
que tu boca invoque el motivo
con el cual se acerca atrevido
otro aliento distinto a mi ser.
A mi amor lo calma el agrado
de sentirte confiada en mi alma
besando el gemido fiel de tu piel.
A mi amor lo ciega el enfado
cuando pierde la razón y la calma
sí extravío tu fragancia de miel.