Como piedra que cae en el agua,
se hunde mi amor en tu pecho,
reposa en tu suelo profundo
renace en la paz de tu aliento.
Mi deseo, conspicuo y errante,
sereno se posa en tu vientre,
cual semilla que espera su brote
en la tierra que late incesante.
No es faro mi beso, es incendio
que emerge al fragor de tus labios,
la flama que arde en tu cuerpo
la luz que te envuelve en silencio.