I
El humo de la muerte resbalaba
su altiva realidad en el pañuelo
bordado por mi amor,
cuando en tu sueño
colmaba mi oración al Dios supremo.
Sabía que dormir te curaría
soñando en un rellano de acogida,
sabía que el Señor permitiría
volverte al diapasón que da la vida.
Hoy rezo con dolor al ver tu sueño
por rotas esperanzas inducido
hasta que pare el diapasón su cometido
y mi pañuelo cubra con desconsuelo
tu rostro idolatrado y tu camino
II
A la llamita azulada,
cenit de la escasa vela,
luminosa y admirable,
que da la vida a mi madre,
el soplido aún liviano
de la ineluctable muerte,
la hace vibrar con su empeño.
¡ La eterna realidad es dueña
de nuestra grosera suerte.!
Rezando una plegaria,
mientras mi cariño esboza
la cruz de mi convicciones
en la carita anhelante,
intento auyentar a la Parca,
y su negruzco atavio,
del níveo amor de mi madre
III
Es mi filial esperanza
la vieja rama de olivo
donde posó una paloma
la respuesta de un Dios vivo.
¡ Ay Dios de bondad palpable,
Dios que detuvo el diluvio,
deposita tu bonanza
en el pecho de mi madre !
¡ Ay Dios de fe y hermosura
que por agua caminaste,
deten tu camino y oye
mis plegarias por mi madre.!
Es mi filial esperanza
la vieja rama sin flores,
donde rosas florecieron
por la fe de mis mayores.
JOSE ANTONIO GARCIA CALVO