Delirio
Reposamos los ojos sobre la almohada,
fatigados, después de haber brindado,
la única clase de amor que conocíamos,
fieras desbrozando los temores mutuamente,
entregando el fuego de las venas,
a la inmensidad de la noche,
para que arda y renazca con un beso.
Pasión
Nos fundimos en el delirio,
no éramos ni macho ni hembra,
solo aprisionamos las palabras en el susurro,
cuando en la oscuridad,
nuestros brazos abrazaban la noche,
para descubrirnos en su silencio,
como niños jugando por primera vez,
amándonos hasta el amanecer.
Entrega
Cantábamos las notas del mar y del viento,
preguntándonos el uno al otro,
¿Se hará eterna la noche?
cuando nuestros ojos fijos,
se posaban sobre el cielo,
extenuados, vidriosos por la entrega,
reavivando la noche en la montaña,
llena de sollozos y gemidos.