Alegre esperas el sol radiante
antes que el gris invierno te moje
y no exista calor que sonroje
la piel que anhela ese instante.
Alegre por un ratito constante
del bochorno que no hace daño
y con el transcurrir de cada año
solo una lluvia incesante.
Alegre en la larga espera,
sentado al pie de la ventana,
al vaivén de la hora gitana.
Alegre en el lapsus matutino
ciega la hipnosis del destiempo;
afasia y desahogo repentino.