Hablo con la almohada,
más de lo que he hablado contigo,
sin saber que soy
el mismo que contesta,
el mismo que duda la verdad
y la razón.
Apoyo la cabeza
en un mar de Taiwán,
con anclajes de divinidad
y pizcas de ingenuidad.
Más me hablo y respondo:
\"muy bien no lo sé\",
pero seguiré.
La verdad,
hay descansos que jamás
podré recuperar;
descansos donde la ilusión
se vuelve realidad,
despertando con tazas de té
¡Se van!
La verdad
se esfuma como cuento
en la Navidad.
Las dudas crecen
más que el litoral.
Las penas las guardo
en aquel imán;
mas me quedo soñando
un ratito más.
Hablo con la almohada,
más me he sentido cercano,
pero sin saber que
me alejo en racimos
de pensamientos incomprendidos
y puñados de ensueños ya dormidos
sin razón.
Apoyo la cabeza
en el calor del vaivén,
con hielos de miel
y pizcas de reconditez.
Más me hablo y respondo:
\"muy bien no lo sé\",
pero seguiré.
La verdad,
hay partes que jamás
podré recuperar;
tramos gratos donde la ilusión
se vuelve realidad,
despertando con tazas de café
¡Se van!
La verdad
se esfuma como cuento
en la Navidad.
Las dudas crecen
más que el interés.
Las penas las guardo
en aquel imán;
mas me quedo soñando
un ratito más.