El Corbán

POSTRE DORADO

En un rincón dulce de un sueño encantado,

nace un mousse de maracuyá, suave y dorado.

Entre susurros de luna y cielos de miel,

se alza en la mesa, regalo fiel.

 

Con su sabor fresco, como un beso de sol,

es un abrazo tierno que alivia el dolor.

Como caricia de un viento temprano,

despierta sonrisas con toque liviano.

 

Su aroma perfuma el aire a su paso,

invita a la calma, disipa el rechazo.

Es un eco de paz que el alma embellece,

y en cada respiro, el corazón enriquece.

 

Cada bocado es magia, una danza de paz,

un bálsamo dulce que el alma abrazará.

La esperanza florece en cada mordisco,

como un latido de vida, suave y arisco.

 

Con su textura suave, acaricia el sentir,

como un susurro que invita a sonreír.

Es la promesa de un día mejor,

donde el amor siempre vence al dolor.

 

Un remedio sincero para el corazón,

un festín de alegría, una nueva canción.

Y en cada rima que en el aire se posa,

el mousse se vuelve poesía gloriosa.