Bosque despierto, bosque encantado...
De la cintura me sujeta, como mariposa asustada... Esbelto y sereno, manejo despavorido...
No temas, querida... Los pedales de cera aguantarán... Cual vela flamea en pilares de amor juvenil...
Más... Déjate llevar por la lucidez del Éufrates, la nostalgia del Nilo y la inocencia del Amazonas... No pienses en el peligro del viaje... Mas recuerda mis palabras de aliento armonial...
Cual corazón se enciende al fragor de los siete mares, timón exbelto, barco pirañero... Sueños húmedos... Momentos únicos que paso contigo...
Y no te preocupes... Que he de separar los pedrales de nuestro camino... Y los convertiré en tréboles sin suerte, arrancaré la mala hierba que te aceche en temor y lo he de cernir en suave arena... Cual pies heridos, descansen en nubes de grana y zafiro...
Pedaleando sin demora a nuestro castillo en cielo... Cual sonrojo se ruboriza en tu sonrisa, acelera los latidos de mi errante sentir... Suelta tus manos, amor mío... Que quiero sentir junto a ti la libertad anhelada por unos y la felicidad añorada por otros... Cual pedales de cera, se desvanecerán como pompas de jabón... En paraíso terminal...