Juan Sebastian Mena

Abriendo mis hojas

 

 

Llegué lejano como un búho entre las tinieblas, escuchando las hojas estremecerse, así me metí en tu vida, como una semilla que extendió los brazos en tu alma, y de a poco me sucumbí en la ternura de tu pecho, en la sonrisa y en la voz destructora de soledades.

Cuando venga la tristeza a visitarte, dile que ya no tienes espacio, que ya hay muchos alfareros con la greda creando una nueva vida donde no exista el temor ni la guerra, dónde tal vez tu no sientas miedo, y dile que conmigo estás, que somos el eco del olvido a las penas de nuestras antiguas vidas.

Y yo te canto y en medio de mi canto te digo, no desfallescas, no sumerjas tus manos en las extremidades del dolor, yo tal vez se que el dolor existe y duerme en tu alcoba.

Quítame todo si quieres, pero no borres la sonrisa que me acoje en la soledad que tanto odio, que tanto desgranó como un frijolito verde que se impregna en tu mirada de gitana. 

Luz y pan pido para tu vida, diurna, nunca quites tu sonrisa, te saco a bailar en esta noche estrellada y bailaremos juntos el vals de la tristeza.