Hoy el sol no ha salido. Mis ojos no te han visto,
y ha caído el ocaso al verme bajo tristeza.
Nublado estuvo, presagiando que yo no existo
y que es quimera los vestigios de tu belleza.
¿De qué me servirá permanecer siempre listo
a una mezquindad que doy por verme fortaleza?
pensaré un motivo que me sirva de imprevisto
buscando infinito tu amor y delicadeza.
Aunque el viernes santo mostrase cual mi destino,
ignoraré la furia que encuentro en el camino
para verme en oscuras con tu muy falso beso.
Imaginario es mi deseo. Hoy No te he hallado,
sufre el cielo la furia de mi ceño pesado
que ha de presagiar mi muerte triste por tu peso.