Almas gemelas
pletóricas de ilusiones,
abrazan la felicidad
¡todo lo ven color de rosa!.
Pero el tiempo determina
que al estar latente
el tedio, la indiferencia,
urdir y el maltrato…
Le da paso al desamor
que arrastra a la inquina,
un mar de lágrimas
ahoga las penas y dudas.
El amor en su ceguera
minimiza, perdona:
el silencio cómplice
borra los vestigios.
Y en la encrucijada
de la vida,
sigue como si nada
con su falsa ilusión.