José Luis Barrientos León

Una tarde en el parque

 

Me sentaré a sentir el cobijo del sol

a contemplar el árbol desde la banca del parque

escuchando la melodía del viento en sus hojas

como si tuviera alas para volar y cantar

¿dónde más, se podrá sentar un viejo a sentir la caricia del sol?

¿dónde más, mi mano podrá revivir la caricia de los amantes?

¿dónde más, las memorias podrán llevarme a los juegos de niño?

 

Mis ojos miran alrededor buscando el pasado

para tomar con avidez sus imágenes y afectos

mientras los amantes se esconden detrás del árbol

y mis dedos gozan la sensación de sus caricias

como si su gemido y la respiración fuesen los míos

hasta que de nuevo la realidad me lleva a mi vetusta piel

consumida, envejecida por el sol que ahora miro

 

¿Dónde estará la excusa para el amor?

¿Dónde quedaron las palabras que abrían las flores?

¿Dónde se apagaron los ojos que encendían el cielo?

¿Por qué son recurrentes los recuerdos?

Si solo deseo tomar mi vejez

Y morir con las alas abiertas al viento.