frankcalle

NAUFRAGIO

Amenaza la tormenta en la distancia
y el tiempo comienza a cambiar.
Las serenas aguas poco a poco se inquietan,
y en la barca los instrumentos avisan al navegante,
pero nadie escucha el aviso,
nadie quiere escuchar...

Lleva la barca dos vidas que solo saben amar.
En minutos la tormenta ya es tormenta.
El horizonte no existe,
cielo y mar no se pueden separar.
Y en medio de la tragedia,
dos almas descubren la triste realidad.

Con fuerza terrible la tormenta avanza.
Grandes olas golpean al pequeño yate;
gritos terribles apenas se pueden escuchar.
Los dos enamorados se abrazan,
solo les queda esperar…

Y en esta desesperanza,
de existir o naufragar,
rezar no tiene sentido porque no salva la vida,
solo el instinto puede salvar,
porque recibe señales del más allá...

Cruje la barca y las aguas la devoran,
parece que es el final...
Solo dos cuerpos luchan por la vida
aferrados a los restos salvadores,
de un mástil que sabe flotar...
Es imposible saber el tiempo transcurrido.
Sobre el mar, todavía embravecido, cae la tarde;
flotan los restos del navío,
nada más.

Poco a poco retorna la calma;
el día se hace noche,
la noche, soledad...
Y así transcurre el tiempo... Ya casi amanece,
y en la orilla de una playa solitaria,
mojados por las aguas de la marea,
dos cuerpos están…

La vida es algo grandioso,
no importa lo demás.
Casi sin ropas, casi sin vida,
las horas no existen.
Solo existen dos cuerpos bañados por el mar.
No rezan ni dan gracias a la vida:
solo saben amar...


Frank Calle (14/ mayo/ 2020)