Mi caballito de cartón cabalga sin descanso, sin cansancio; sobre su lomo voy montado yo.
Mi caballito de cartón ya no posee sentimientos, pues las ha perdido por el camino; él está lleno de dolor.
Mi caballito de cartón no mira a su alrededor, porque ya no quiere ver trotando a su lado la desilusión.
Mi caballito de cartón tiene sus ojos tristes y las heridas siempre sangrando en su interior.
Mi caballito de cartón muchas veces quisiera dejar de cabalgar, pero no se da por vencido; no quiere que le alcance de nuevo la decepción.
Mi caballito de cartón va navegando en el tiempo sin importarle el reloj, y acariciando su cabello voy montándolo yo.
Mi caballito de cartón: su dueño ya no lo quiso, ya no le importó; lo maltrataron hasta que un día se escapó.
Mi caballito de cartón prefiere el silencio y la soledad como amiga; cansado de la humillación, galopa con fuerzas sin rumbo, sin dirección.
Mi caballito de cartón: su boca la tiene seca por estar sediento de cariño, de amor; el corazón la tiene hecho trizas, porque un día se le abandonó.