Cuando la noche apague el día,
suena mis palmas con alegría;
encuentra al niño de mi memoria
y entrégale las hojas de mi historia.
Cuando mis ojos dejen de brillar,
atraídos por el ritmo del palpitar
de los átomos eternos de la vida,
en el núcleo rojo de mi partida,
llena mis poros con canciones,
que exciten nuevas emociones.
HuGóS | 10-10-2024 | 11:45 p.m.