Pierdo los versos
escritos hace un rato
y que eran tuyos.
Salí al paseo,
las sombras avanzaban
en el silencio.
Solo se oía
el coro de los mares
en las resacas.
Y vi la luna
mirando los jardines
desde los cielos.
Pensé en la playa,
las olas que llegaban
hasta la arena.
Allí dormían,
dejándonos los sueños
de sus espumas.
Y, sin pensarlo,
nacieron en mi mente,
algunos versos.
Versos y besos,
canciones y leyendas,
de luna y mar.
Así, en un dúo,
se unieron y mezclaron,
salitre y nanas.
Rafael Sánchez Ortega ©
08/10/24