en la oscuridad de la madrugada
cuando el nuevo día busca el amanecer
ciertos seres duermen
bajo los pórticos de las iglesias.
el viento resquebraja las distancias
entre unos árboles florecidos
y las desvencijadas puertas
de la catedral
bajo los cartones
duerme un ser nacido
igual que todos los seres de la tierra
se filtra un viento
que le hiere la piel
y sobre el pavimento
una cadena de ruidosos motores
le despiertan
son semáforos ruidosos
pasos de peatones madrugadores
ruido de ciudad que amanece
mientras el sueño
de quien duerme
bajo los cartones
discierne sobre el final de la noche
la claridad anuncia día
anuncia hambre
anuncia incertidumbre
con un papeleo a cuesta
cartones rotos
y una silueta zarrapastrosa
la ciudad anestesia
las retinas de los empleados
que pasan sin mirar
o miran sin ver
a quien un día
fue niño, adolescente
esposo, trabajador