Entre la humedad de tu boca,
se esconde el secreto milenario
del deseo desenfrenado,
que eriza la piel de mis encantos.
Entre el barro de tus costillas,
y las flores de mis mejillas,
hacemos una poción frondosa
untando el árbol de la vida.
Y la extensión de tus sueños
se hacen verdes entre mis secos pañuelos,
los picaflores sinvergüenzas
nos roban el nectar de nuestras hogueras.
Vienes y me desarmas,
andas por la vida murmurando mi alma,
voy por los caminos buscando tus alas,
tengo en mis ojos el café de tus pestañas.
Me vuelvo parte de tu ser,
entre las montañas desarmadas
que habitan en la cima de tus moradas,
y me convierten en montes de tulipanes rojos
vistiendo tus amplios hombros.
Ahí voy...
Floreciendo con tu despertar,
sonriendo al verte andar,
armando contigo un amar.