A la vista de quien la observa, atónito
la calumnia de ojos hermosos y profundos
El oro negro del odio
El laberinto de las emociones mal paridas
La mueca sarcástica de la indolencia.
Bajo su halo de fatalidad
Consagra la tragedia cual caballito de batalla
E impenitente fornicación de su grey.
Sobre su corona nocturna
Entroniza el resentimiento del hombre por el hombre
Camuflado en imprecaciones de doncella doliente
Tan vacías como sus injurias
Bien estilizadas, al ritmo de las intrigas palaciegas.
Sus visiones son las visiones de la catástrofe
Su histeria, la historia universal del desengaño
El velo que cae sobre su piel árida
La derrota del deseo,
El golpe bajo de Fedra
Más oscuro que la tinta de sus últimos versos
Escritos con la hiel de su propia felonía.