Mi cielo se viste de nubarrones y la noche camina en su agitada carrera al chubasco
Mi mano cansada sostiene un rebelde bolígrafo que se resiste a sangrar sobre la hoja blanca. Mientras mi cara al igual que mi ventana, es recorrida por gotas de agua y recuerdos. Cuando se nubla, con café o tinto, soy presos de esos recuerdos fríos, lacerándome las nostalgias y que algunas noches agitan las tristezas.
Salgo a la terraza a buscar tu recuerdo, encontrarme con tu olor, recordar ese olor a tierra mojada Y que la lluvia me moje y se lleve los recuerdos, lave mis lagrima tras el cauce que lavaron mi cara por ese tiempo de tu ausencia, que no pudo soportar el cumulo de nostalgias. Mi correo y una parte de mi teléfono sigue desgarradamente silenciosa y solitariamente en la tormenta de esa noche agitada
Mi noche suspendida en un dolor, al igual que la lluvia solo acentúa los recuerdos y canciones que aquella noche bailaron juntos en la misma terraza donde ahora se secaba la cara y sacudía su alma buscando que todas esas añoranzas cayeran en la parte desafinada de la canción que rasgaba aquel viejo recuerdo del beso que quedo suspendido la noche de las tormentas, que trajo el Tsunami, que lo envolvía
La lluvia de recuerdos sigue el ritmo mas rápido, que la noche. Mi garganta, tiene ganas de gritar como un Neptuno herido en medio del naufragio que esa noche buscaba su realización en medio de una canción desesperada que se posaba en sus cuerdas como serpiente al acecho antes que escampe y cese esa noche tormentosa, que era una mescla de caos, aderezada con la voz de las confusiones.
No puedo, no quiero. Tengo que dejar salir toda la frustración, desvestir cada uno de los recuerdos y verlos en su justa dimensión, que al final no trae nada, solo trozos de momentos mal vividos, debajo de una lluvia gris que hay en mi alma y envenena las noches. Tengo que ser un sobreviviente de esta noche. Limpiar lo grisáceo del pensamiento, aunque mi alma sin su gris; será nada, será todo y segure siendo yo.
LENNOX
EL QUETZAL EN VUELO