Desayuno
Voy viajando
a la hora del desayuno.
No puedo escribir por la velocidad
ni puedo pedirle al olvido
que sea más rápido que los trenes.
Si pudiera olvidar
al mismo tiempo que se consume
un café
pero no puedo,
solo me aferro a la taza
para no salir despedido por los aires.
Gracias a esta rapidez
todos los pasajeros llegarán
puntuales a su destino.
El último pasajero será el olvido
pero las cicatrices seguirán...
el café caliente
está quemando mis manos.
Tomado del libro \"Rosa la casualidad\"
Autor: Sergio Alejandro Cortéz
Villa Dolores, Córdoba, Argentina
Ganador del premio Cóndor Trayectoria, 2024