Tarazona, cualquier día.
I
Cercado en el rellano de mi vida,
ahumando en las brasas del alma
la melancolía y la pena,
mi camino asalta
la rampa inevitable,
decadente y solitaria,
que me conducirá
a la vejez y al declive.
¡ Que rápido he subido las escaleras
de la deleitosa juventud.!
II
En este día en calma repetitiva y duplicada,
mi tiempo me adormece al rezar en las exequias
perfumadas por la melancolía de mis amores huidos;
sostengo el sudario donde un día se dibujó,
en rostro poetizado por versos endulzados en noches
enemigas del sueño, el rostro del amor sufrido.
III
Dormido escribo estas letras
encadenadas al miedo,
al dolor y sus secuelas,
al mirar en las pantallas,
aborrecibles y tensas,
las imágenes nefastas
de ataúdes crepitando
en fosas que son las tumbas
donde esconden su pandemia
los pobres enraizados
a la pobreza y sus lemas.
JOSE ANTONIO GARCIA CALVO