Hay un bello jardín, escondido y encantado, en el una flor de cristal que resplandece.
Sus pétalos brillan con destello de una estrella, reflejando amor, felicidad que en el alma destella.
Su fragancia es un aroma suave, único al contemplar un canto a la vida, un abrazo amable.
Cada mañana despierta con gracia, bailando al viento en una dulce alabanza.
En sus hojas, el rocío se asienta, pequeñas joyas que de su vida demuestra.
Su brillo guarda secretos en silencio, páginas del libro de amores que nunca serán olvido.
Flor de cristal, belleza eterna en tu esencia, la verdad mágica es pura y sería.
Eres un símbolo, del lazo de amor que siempre es tierno.
Cuando la tarde pinta el cielo en oro, tu presencia resalta más, que un tesoro.
Eres el refugio de sueños perdidos, un faro de esperanza en senderos perdidos.
Así en el tiempo, sigues floreciendo, con cada latido, el fruto de la esperanza vas tejiendo.
Flor de cristal, en tu fragilidad, la calma encierra la fuerza de toda la eternidad.