Pobre criatura prisionera,
De tu cuello y manos cuelgan cadenas,
Los barrotes que impiden tu libertad
Son fríos y duros, sin saber por qué están.
Miraste a sus ojos, un alma obsesionada,
Te sonríe con cariño pero finge amarte.
Es responsable de esta cárcel
Que se alimenta de sueños e ilusiones.
Estás cansada, las cadenas son pesadas,
Pero no las quitas porque ella te odiará.
Tienes miedo pero no quieres mostrarlo,
¿Por qué no puedes ver lo que es esto?
Sus ojos no tienen brillo ni esencia,
Pero su perfume, como de mil rosas embriagantes,
Te atrapa, y sus mentiras como verdades te hacen leal.
Te dice que te cuida, pero es la única que está.
Pobre criatura prisionera,
Presa eres de sus ojos y sus manos codiciosas.
Solo viene cuando quiere sentirse bien y deseada,
Te ha robado el corazón y te ha hecho su joya preciada.
A veces, humillante cuando te observa,
Y sus ojos, como mirando con desdén,
Te atraviesan como cuchillos de hoja fría
Que queman a las almas inocentes.
No puedes ver sus verdaderas intenciones.
Pobre criatura prisionera,
Serás siempre tan dócil y solitaria,
No te darás cuenta ni aunque ella lo mencione.