Que la obra de arte suprime las distancias
Que el sentimiento comulga en los pechos descocidos
Esta consciencia de desconocer
Esta seguridad de la memoria y su deletreo
Por más que me pregunte qué hago aquí
Por más que quiera saber y seguir sabiendo
La costumbre aparece y juega al último momento
Desde los rincones también se hacen presentes las variables
Que debo ser claro y cristalino
Sencillamente no puedo, señores
Y ante las afirmaciones aparecen los pensamientos al rescate
Acaso todo reconocimiento es una renuncia
Somos filtros del día
Vivimos en una exigencia que hace berrinche por sentirse satisfecha
El amargo en las lenguas ya no interesa
Ahora somos dueños de la carnada
Olfateamos bendiciones
Y nos aferramos desde lo más mínimo
Para demostrarnos amor propio
Y está bien y el sentido del humor reclama su lugar
Pensando en lo difícil y divino que es estar