Juan Sebastian Mena

Mozuela III

 

 

Mis ojos se desgastaron de ver tu hermosura

Ya mis manos reconocen de lejos el Vaivén de tus caderas, puedo reconocer tu aliento con tal solo abrir mi ventana y sentir en mi pecho como se revuelca una loca pasión.

Cuando pasaste por la florería el invierno se llenó de flores, y pusiste sobre un ramo de girasoles tu tierna mano, y germinó una voz dulce, era yo quien nacía de aquel mágico contacto.

Ya te vas otra vez por las calles, y extrañaré cuando sienta el silencio de tu ausencia la voz que siguieron mis pasos hasta llegar a una alcoba donde tantas veces te besé apasionado, enamorado del amor.